Al repasar la carrera del futbolista mexicano Raúl Jiménez invariablemente se repara en el traumático episodio que casi le cuesta la vida: la fractura de cráneo causada por un brutal choque frente al brasileño David Luiz en un partido de su entonces equipo, el Wolverhampton, frente al Arsenal, disputado el 29 de noviembre de 2020 en el Emirates Stadium de Londres, y no tanto en el tipo de jugador que fue y que, después de un tránsito marcado por una rehabilitación de un año y una pubalgia que lastró su desempeño en la Copa del Mundo de Qatar 2022, ha vuelto a ser, tanto con el Fulham de Inglaterra como con la Selección Nacional.

Allá por 2019, cuando estaban en boga los delanteros de corte asociativo en la Premier League, Raúl Jiménez era capaz de integrar la misma conversación de sobremesa que Harry Kane y Robert Firmino. En ese entonces, tanto el Tottenham como el Liverpool sondearon la opción de ficharlo como analgésico ante la posible salida de los jugadores que daban sentido a su ataque. No por una cuestión de cifras, en las que Jiménez tampoco palidecía frente a la élite con sus 27 goles y 10 asistencias en todas las competiciones durante la temporada 2019-20, sino por su capacidad para generar juego y hacer jugar al resto. Con un poco de suerte, el mexicano pudo ser el faro que permitiera el resplandor del surcoreano Son Heung-Min o del egipcio Mohamed Salah, dos de las más grandes estrellas del siglo XXI en el futbol de Inglaterra.
En una nota de prensa publicada por el propio Wolverhampton, donde el club recopilaba una serie de testimonios que arrojaban luz sobre el rendimiento superlativo de Raúl Jiménez, el mítico exinternacional inglés Gary Lineker dijo: “Lo ha hecho muy bien. Tiene un juego muy completo. Puede aguantar y trabajar mucho para atraer a otros jugadores. También puede ser muy creativo, así que creo que, como delantero polifacético, lo ha hecho muy bien”.
La influencia de Jiménez en el Wolverhampton –que en aquel tiempo era dirigido por el entrenador portugués Nuno Espírito Santo– como director de transiciones, manantial de apoyos y descargas con balón, satélite para combinar en campo rival y rematador versátil le granjearon una sólida reputación como una de las grandes atracciones del futbol de la isla.
En los partidos de los Wolves, tanto en el campo de Molineux como en gira, había una imagen recurrente…
Fragmento del texto publicado en la edición 0024 de la revista Proceso, correspondiente a junio de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.
Cortesía de Proceso.

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