En un contexto de incertidumbre económica, conflictos y desigualdad creciente, hay un flujo financiero que se ha mantenido notablemente estable: el dinero que los migrantes envían a sus hogares. En el Día Internacional de las Remesas Familiares, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) celebra el papel de los migrantes y las comunidades de la diáspora en el apoyo a las familias y el impulso del desarrollo en todo el mundo a través de los flujos de remesas.

“Cuando los migrantes envían dinero a sus hogares, hacen mucho más que mantener a sus familias”, dijo la directora general de la OIM, Amy Pope. “Están construyendo comunidades más fuertes, impulsando las economías locales y ayudando a regiones enteras a recuperarse y crecer”.
Solo en 2024, se calcula que los migrantes enviaron 700.000 millones de dólares a los países de renta baja y media. Estas transferencias superan la ayuda oficial al desarrollo y la inversión extranjera directa a esos mismos países, convirtiendo a las remesas en una de las fuentes más fiables de financiación exterior.
Herramienta al desarrollo que beneficia a los países de origen y de destino
“Las remesas apoyan la educación de los niños, permiten a las mujeres emprender negocios y proporcionan un colchón vital en tiempos de crisis. Cuando se invierten sabiamente, son una poderosa herramienta para el desarrollo que beneficia tanto a los países de origen como a los de destino”, declaró Pope.
Las remesas permiten a las familias cubrir necesidades esenciales, desde la alimentación y la vivienda hasta la educación y la atención sanitaria. Ayudan a las comunidades a recuperarse y reconstruirse, apoyando la creación de empleo, las pequeñas empresas y la resiliencia económica, especialmente en zonas afectadas por conflictos y desplazamientos.
Más allá de su impacto en las familias y comunidades de origen, las remesas también apoyan a las comunidades de acogida estimulando las economías locales y fortaleciendo los lazos sociales. Los migrantes constituyen una mano de obra vital para los países de acogida, colman las lagunas de mano de obra e impulsan el crecimiento económico, creando una situación en la que todos salen ganando.
Obstáculos: costos de transferencias
A pesar de su impacto, los flujos de remesas a menudo se ven obstaculizados por los altos costos de transferencia y el acceso limitado a los servicios financieros.
La OIM sigue abogando por la reducción de las tasas de transacción, la ampliación de las herramientas digitales y financieras, vías de migración más seguras y regulares, y una mayor inclusión de las comunidades de la diáspora en las estrategias nacionales de desarrollo.
La Organización insta a los gobiernos, instituciones financieras y asociados para el desarrollo a trabajar juntos para crear un entorno propicio para las remesas.
Cortesía de Naciones Unidas.

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