“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Eduardo Galeano
La pandemia del covid-19 ha transformado profundamente el mundo, la forma en la que vivimos y nos relacionamos. Asimismo, impactó enormemente la vida de las mujeres ya que se han incrementado los factores de riesgo ante la violencia, se ha obstaculizado el ejercicio de los derechos humanos, así como el acceso a servicios integrales de salud; también ha generado la pérdida de millones de empleos e inestabilidad económica.
En el 2021, el Programa de las Nacionales Unidas para el Desarrollo (PNUD) informó que “a pesar de que se cumplieron 25 años de la adopción de la Plataforma de Acción de Beijing, las mujeres todavía representan solo el 25 % de los parlamentarios del mundo y menos del 7 % de los jefes de Estado. Cuando se trata de la toma de decisiones económicas y el poder financiero, las mujeres constituyen un número minúsculo de los altos mandos del mundo empresarial: solo el 7 % de los directores ejecutivos de Fortune 500 son mujeres.
Su potencial de ingresos se mantiene muy por debajo del de sus colegas masculinos, con una brecha salarial de género del 20 % en promedio. Y esto se superpone con la educación de las mujeres: en casi todas las regiones, las mujeres constituyen un nivel superior de graduados terciarios, pero a pesar de esto, continúan quedando rezagadas con respecto a los hombres en cuanto al liderazgo en casi todas las profesiones.”
Aunque es claro que se han tenido avances con respecto a la equidad, tal parece que la pandemia llegó a recordarnos que debemos de acelerar el paso y a poner bajo la lupa los pendientes que aún tenemos. De acuerdo con el PNUD, las mujeres que realizaban una parte desproporcionada del trabajo de cuidado no remunerado en el hogar, estimada en tres veces más que los hombres, ahora también tienen que administrar la higiene, educar a sus hijos y al mismo tiempo, mantener sus medios de vida. Esto, en un contexto en el que las mujeres representan más del 54 % de la pérdida total de puestos de trabajo y solo el 39 % del empleo formal.
“Aunque es claro que se han tenido avances con respecto a la equidad, tal parece que la pandemia llegó a recordarnos que debemos de acelerar el paso y a poner bajo la lupa los pendientes que aún tenemos.”
Estas cifras las vemos reflejadas en innumerables historias a nuestro alrededor de mujeres que durante la pandemia no sólo tenían que atender sus trabajos, sino estar también al pendiente de sus hijos ya que no iban a la escuela y ser la contención del hogar cuando se reúnen todos en casa. En este encierro también se intensificó la violencia contra las mujeres. ONU Mujeres estima que hay al menos 15 millones de casos de violencia de género por cada mes de encierro. Mantenerse a salvo mientras se alimenta y se educa a la familia no es un desafío menor.
Apostar por el liderazgo de las mujeres es esencial para la recuperación de nuestras sociedades y de nuestras economías y esto requiere acciones urgentes y concretas. Incluso antes de la pandemia, el Foro Económico Mundial argumentó que cerrar en un 25 % la brecha de género en la participación económica para 2025 podría aumentar el PIB mundial en US$5.3 billones. “Responder a la pandemia no sólo requiere rectificar desigualdades históricas, sino también construir un mundo resiliente para el interés de todas las personas, con las mujeres como sujeto de recuperación.”[1]
ONU Mujeres divide los efectos que ha tenido la pandemia en nueve categorías: violencia contra las mujeres, violencia doméstica, profesionales sanitarios, salud de las mujeres, desastres económicos, trabajo no remunerado, mujeres jóvenes y niñas, conflicto y migrantes. Detrás de cada una de estas problemáticas y causas está la ley, el derecho y las abogadas quienes juegan un gran rol no sólo en la reconstrucción de la abogacía en México sino en el resarcimiento del tejido social del país.
Más allá de destacar las cifras catastróficas, es importante también hacer alarde de las acciones que se han llevado a cabo y los esfuerzos encaminados a impulsar la inclusión y los derechos de las mujeres, sobre todo en el ámbito jurídico.
En diciembre de 2021, las ministras Margarita Ríos Farjat y Yasmín Esquivel Mossa rindieron su informe de labores como presidentas de la Primera y Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respectivamente, lo cual fue muy representativo para las mujeres en posiciones de liderazgo en las instituciones judiciales de México. Ríos Farjat señaló que la Primera Sala “es sensible a los derechos y libertades de las personas y mantiene su vocación de equilibrar las situaciones inequitativas a fin de lograr una verdadera justicia”. Mientras que la Presidenta de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), declaró que “la perspectiva de género es una de las herramientas con las que se resuelven los asuntos” para romper los techos de cristal y así alcanzar “la tan anhelada paridad en nuestro paradigma de justicia que atienda esas realidades sociales”.
Durante la toma de protesta como Ministra de la SCJN, en enero de este año, Loretta Ortiz Ahlf, declaró: “Encontrarán en mí una voz propositiva, congruente y siempre motivada por la genuina aspiración de convertir en realidad los derechos humanos consagrados en nuestro orden constitucional”. Las palabras de las ministras, reflejan la consciencia que han asumido las abogadas en nuestro país para trabajar por un país inclusivo y equitativo, en donde las mujeres en puestos de liderazgo marcan el camino que nuestro país debe seguir hacia la paridad, la inclusión y una mayor y mejor justicia.
Como bien lo destacan las tres ministras, no se trata de competir y excluir tajantemente a los hombres de los puestos de liderazgo, sino de equilibrar la balanza para agregar la particular sensibilidad y el punto de vista de la mujer en la toma decisiones importantes, tomando en consideración e integrando a los sectores excluidos de la sociedad.
Otro esfuerzo digno de reconocimiento fue el proyecto de la elaboración de Estándares Mínimos de Diversidad e Inclusión dentro de los Despachos de Abogados que realizó la destacada organización Abogadas Mx, en conjunto con ONU Mujeres, cuyo objetivo fue establecer, en alianza con los despachos más prestigiados de México, los parámetros y políticas que establezcan el mínimo necesario para asegurar condiciones de equidad para las mujeres en este ámbito. Esta iniciativa toma como base y guía de desarrollo los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs) emitidos por ONU Mujeres para lograr su adaptación a la cultura organizacional de los despachos de abogados en México, desarrollando y definiendo de manera conjunta las bases para la implementación de mejores prácticas que impulsen el desarrollo de una cultura legal de igualdad de oportunidades para todas las personas.
En el mes del Día Internacional de la Mujer, Foro Jurídico se suma a las iniciativas que impulsan a las mujeres en México con la publicación de la 5ª edición de “Las Abogadas más Influyentes en México”, demostrando que las líderes de la abogacía han tomado la batuta para generar las estrategias, acciones y cambios inclusivos que exige nuestra sociedad actual. Destacando que tanto las tres ministras mencionadas, como la presidenta y varias consejeras de Abogadas Mx, son integrantes de nuestra comunidad de “Las Abogadas más Influyentes en México”.
Los esfuerzos realizados en esta publicación tienen como intención destacar las trayectorias de cada una de las mujeres que en ella aparecen, quienes día con día abogan por un país más justo e incluyente para todos los ciudadanos y abren las puertas a una abogacía más humana en donde las mujeres tengan la oportunidad de participar de forma flexible e integral.
En Foro Jurídico tenemos la certeza de que, a pesar de los momentos oscuros y con el esfuerzo de cada uno de nosotros, podemos aportar un rayito de luz para que el futuro de nuestro país sea más brillante.
Nuestras abogadas trabajan cada una desde sus trincheras para conseguirlo, cada esfuerzo individual representa un paso más en la senda para perseguir nuestra utopía, para conseguir un México libre de violencias, más justo e inclusivo y sin distinciones de cualquier tipo.
Como dijo Eduardo Galeano, aunque conseguir la equidad de la mujer en nuestra sociedad parezca una utopía, esta nos da el rumbo para seguir caminando.
[1] ONU Mujeres. “Los efectos del covid-19 sobre las mujeres y las niñas”. Disponible en: https://www.unwomen.org/es
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