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En el marco del Día Mundial de las y los Pacientes Trasplantados, la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Torreón refrenda su compromiso con la vida y la salud al brindar un seguimiento integral a las personas que han recibido un órgano.
Desde su acreditación en 1999 como unidad con licencia para realizar trasplantes, esta institución se ha consolidado como referente en el estado de Coahuila, al ser la única con esta capacidad.
Con una visión que trasciende el quirófano, la UMAE No. 71 apuesta por un acompañamiento multidisciplinario que incluye vigilancia médica continua, apoyo nutricional, atención psicológica y trabajo social, con el objetivo de garantizar no solo la supervivencia del injerto, sino una vida digna y plena para quienes han atravesado este complejo procedimiento.
Un equipo especializado, un seguimiento de por vida
El doctor Néstor Escareño Montiel, jefe de la Unidad de Trasplantes de la UMAE No. 71, destaca que el éxito de un trasplante no concluye con la cirugía. “El verdadero reto comienza después”, afirma. A partir del egreso, que ocurre aproximadamente una semana después del procedimiento, los pacientes deben acudir semanalmente a revisión durante el primer mes, etapa en la que se retiran catéteres y materiales quirúrgicos, y se evalúa la posibilidad de que retornen a su domicilio, especialmente en casos foráneos.
La doctora Ana Alanís Aranda, médica internista de la unidad, subraya que el primer año es crítico. “Durante ese periodo, los pacientes vienen mensualmente a control. Si no presentan complicaciones, se les canaliza a sus clínicas de adscripción para continuar con el suministro de medicamentos, pero no se les da un alta definitiva. Aunque tengan 15 o 20 años trasplantados, siguen viniendo al menos una vez al año”, explica.
Este modelo de atención permanente permite identificar a tiempo posibles rechazos, infecciones o complicaciones derivadas de los inmunosupresores, medicamentos que inhiben las defensas del cuerpo para evitar el rechazo del órgano trasplantado.
Más allá de la medicina: un cambio de vida
La atención integral va más allá del seguimiento clínico. La nutrición, por ejemplo, juega un papel central. “Si el paciente no cambia su estilo de vida, el progreso no será el adecuado”, advierte el doctor Escareño. Por ello, especialistas en nutrición, psicología y trabajo social se coordinan para informar y sensibilizar tanto a los pacientes como a sus familias sobre la importancia de una alimentación equilibrada, rutinas saludables y adherencia al tratamiento.
Antes y después del trasplante, se realizan sesiones informativas con los familiares para que comprendan el impacto de este cambio en la vida del paciente y la importancia de su apoyo continuo. “El trasplante es un tratamiento, no una cura. Es una nueva oportunidad que implica un compromiso de por vida”, agrega Alanís.
Unidades certificadas, personal capacitado
La UMAE No. 71 cumple con las exigencias sanitarias de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y de la Secretaría de Salud, lo que la autoriza no solo como hospital procurador de órganos, sino también como unidad trasplantadora. Esta certificación implica una estricta vigilancia y la necesidad de contar con personal médico acreditado por consejos especializados, como el Consejo Mexicano de Trasplantes.
Este alto nivel de profesionalización ha permitido que, en lo que va del año, se hayan realizado en esta unidad 54 trasplantes de riñón, 71 de córnea y 5 de médula ósea. También se llevan a cabo trasplantes de tejido paratiroideo, ampliando así las posibilidades terapéuticas para distintos padecimientos.
Un largo camino por delante: más de mil 500 personas esperan
A pesar de los avances, el reto es enorme. Actualmente, más de mil 500 personas están en lista de espera por un trasplante renal en la región que abarca Coahuila, Durango, Zacatecas y Chihuahua. La cifra refleja no solo la creciente incidencia de enfermedades como la diabetes, hipertensión y obesidad —principales causas de insuficiencia renal—, sino también la necesidad de fomentar una cultura de donación de órganos.
“Es vital que las familias hablen sobre el deseo de donar. En muchos casos, al fallecer una persona, sus familiares desconocen su postura y eso impide que se concrete la donación, aun si el órgano era viable”, lamenta el doctor Escareño.
Por ello, la Unidad de Trasplantes impulsa el diálogo en vida sobre este tema. Además, el Voluntariado del IMSS brinda acompañamiento emocional con tanatólogos y mantiene comunicación constante con los pacientes a través de grupos de WhatsApp, para ofrecer orientación y contención en momentos clave.

Un modelo que inspira
La experiencia de la UMAE No. 71 es un ejemplo de cómo la medicina de alta especialidad puede, y debe, ser profundamente humana. En este hospital, cada trasplante es más que una cirugía: es un acto de esperanza sostenido por la ciencia, el compromiso médico y el apoyo familiar.
En un país donde la lista de espera sigue creciendo, esta unidad médica en Torreón demuestra que es posible transformar vidas si se cuenta con infraestructura, profesionalismo y empatía. A cada órgano que llega, le corresponde una red de cuidados, y a cada paciente trasplantado, una oportunidad renovada para vivir.
¿Sabías que puedes ser donador voluntario en vida?
Platica con tu familia sobre tu decisión y regístrate como donador en el sitio del Centro Nacional de Trasplantes (www.gob.mx/cenatra). Tu voluntad puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para más de mil 500 personas que hoy esperan una segunda oportunidad.
Cortesía de El Heraldo de México.

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