Una de las primeras referencias que nos suelen enseñar sobre el Templo Mayor de la antigua ciudad de Tenochtitlan, es que fue destruido por los conquistadores españoles hace más de 500 años para construir en el mismo lugar que ocupaba las casas y edificios de lo que se convirtió en el núcleo de la Nueva España.
La lógica que Hernán Cortés siguió para construir la capital novohispana en el mismo sitio que ocupaba el recinto sagrado de Tenochtitlan y sus alrededores fue la de mostrar que había un nuevo orden, cuyo centro político y religioso se imponía sobre la cosmovisión mexica. Por esa razón es que el palacio real (hoy Palacio Nacional) y la catedral se construyeron en lo que fue el centro de la antigua ciudad de Tenochtitlan. Sin embargo, surge una pregunta: ¿por qué el Templo Mayor de Tenochtitlan no estaba debajo del Zócalo?
La respuesta a esta pregunta está en la misma ciudad prehispánica. Cuando se consumó la conquista de Tenochtitlan, en 1521, Hernán Cortés encargó a Alonso García Bravo trazar la nueva ciudad española sobre las bases de la ciudad mexica.
Sin embargo, contrario a lo que se suele pensar, no todos los templos y edificios prehispánicos fueron arrasados completamente, hoy día podemos ver los restos de varias construcciones que fueron halladas y rescatadas por los arqueólogos; también la nueva traza preservó algunos elementos como algunas acequias, calles y calzadas.
El edificio del Templo Mayor influyó en la nueva traza de la ciudad
Uno de los ejemplos más evidentes de que no todas las edificaciones prehispánicas fueron arrasadas después de la conquista, son los restos del Templo Mayor, que era el edificio más importante de Tenochtitlan, donde se realizaban las principales ceremonias religiosas. Es un basamento piramidal de 4 cuerpos, una escalinata doble y 2 adoratorios en la parte superior, uno dedicado a Tláloc, dios de la lluvia y la agricultura, y el otro a Huitzilopochtli, dios de la guerra y del Sol.
Y si este era el edificio más importante para los mexicas, ¿por qué los españoles no construyeron el centro de su nueva ciudad justo en ese espacio? Para el historiador Luis Gerardo Huitrón Flores, una posible explicación es que la demolición de este enorme edificio representó un reto para la nueva traza urbana, que tuvo que adecuarse a la presencia de este recinto.
La Catedral Metropolitana en la primera plaza de la Ciudad de México
Entre las culturas mesoamericanas, como la mexica, prevalecía la práctica de reconstruir los principales templos cada vez que un nuevo gobernante iniciaba su mandato; con cada remodelación los nuevos edificios eran más grandes y podían alcanzar proporciones enormes.
Podemos apreciar esa característica al recorrer las ruinas del Templo Mayor, donde es posible observar las etapas constructivas más antiguas que los españoles no lograron demoler completamente, y por lo cual el nuevo centro español tuvo que desplazarse hacia el oriente.
De acuerdo con Huitrón Flores, la demolición de otros templos menores que formaban parte del recinto ceremonial dio origen a una área despejada en forma de rectángulo; ese espacio fue la primera plaza de la Ciudad de México, a partir de la cual se comenzaron a trazar las nuevas manzanas. Hoy día, ese espacio ya no existe, en su lugar se encuentra la Catedral Metropolitana.
Cortesía de El Heraldo de México.
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