Juan Martín Pérez García, coordinador de la organización Tejiendo Redes por la Infancia, señaló que el caso de Jesús Antonio, a quien acusa de haber asesinado a su pareja Margarita, de 28 años de edad, y a las tres hijas de ella: Meredith y Medelin, gemelas de 11 años de edad, y Karla, de 9 años, forma parte de esta violencia que inició como una guerra contra el crimen organizado y que se ha ido expandiendo a otros ámbitos más allá de la lucha contra los grupos criminales.
“Incluso la Organización Mundial de la Salud considera la violencia como un contagio”, dijo Juan Martín Pérez García en entrevista para el programa de “Sergio Sarniento y Lupita Juárez, de El Heraldo Radio, que se transmite mediante la señal de El Heraldo Media Group.
El coordinador de Tejiendo Redes por la Infancia puso como ejemplo un estudio realizado por la organización feminista Intersecta, hace un 1 año, el cual muestra las cuales eran las formas utilizadas para asesinar a las mujeres en los feminicidios.
Feminicidios, la violencia que se volvió cotidiana
“Hace más de 10 años, tres de cada 10 feminicidios incluían armas. Esto se ha invertido y ahora siete de cada 10 feminicidios hacen uso de armas”, explicó. Añadió que este estudio muestra cómo una violencia que en un inicio parecía concentrarse en las fuerzas armadas o entre grupos criminales por la disposición de armas, por la impunidad, este violencia extrema se va normalizando y se expande a todas las dinámicas sociales.
Lo vemos también en las escuelas, cada vez más reportes de incidentes donde hay armas en las escuelas, conflictos comunitarios y conflictos administrativos”, comentó Pérez García.
El responsable de Tejiendo Redes por la Infancia señalo que si no existe un freno por parte de los gobiernos a esta violencia y a la impunidad, el código de solución de conflictos serán acciones como en el caso de Jesús Antonio, donde hay una violencia con un alto nivel de crueldad.
Pérez García reconoció que la violencia en las calles es un fenómeno sumamente complejo, ya que al hablar de una violencia generalizada, algunas investigadoras han comenzado a referirse a la “pedagogía de la crueldad”, es decir, las personas víctimas de esta violencia han sido, en cierto modo, condicionadas o educadas para percibirla como algo normal.
Muchas de las mujeres víctimas de violencia en el mundo no observaron la violencia como algo grave, la fueron justificando por creencias, por presión de su red social.
El coordinador general de Tejiendo Redes por la Infancia señaló que se debe hablar de la violencia e insistir en que no es normal, pero sobre todo que todo que es prevenible.
“Hace 15 años, en 2006, se publicó un informe mundial sobre violencia contra niños, niñas y adolescentes por parte de Naciones Unidas y encontraron que el lugar donde más violencia estaban las infancias, era precisamente en los lugares de protección: la familia, las escuelas, las iglesias, los centros deportivos”, señaló
Juan Martín Pérez García señaló que esta violencia nos lleva a la urgencia de educar de otra manera y hacer cambios en nuestras pautas de crianza donde podamos explicar a niños y niñas que no por ser adulto cualquier persona va a tener buena intención con ellos.
“Porque de otra manera vamos a tener, pues no solamente menos denuncias porque se supone que no les vamos a creer, sino también mucho más miedo de las represalias que esto tenga en su vida cotidiana”, sentenció el coordinador de la organización Tejiendo Redes por la Infancia.
Cortesía de El Heraldo de México.
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