México es una nación que desborda misticismo y tradiciones ancestrales. Desde las imponentes pirámides mayas hasta los coloridos mercados de artesanías, el país entero posee una energía mágica que emana de sus raíces indígenas. En el vasto territorio mexicano existen pueblos fantasmas, rincones olvidados con leyendas que te sorprenderán.
Si te atraen los destinos impregnados de misticismo y leyendas urbanas no dudes en visitar algunos de los pueblos fantasmas de México. Son ideales para quienes disfrutan de la adrenalina y para hacer turismo durante el fin de semana. Toma nota de los lugares que te sorprenderán con sus increíbles relatos y experiencias sobrenaturales.
Estos son los pueblos fantasmas que debes visitar con tu familia
En la península de Yucatán, el pueblo fantasma de Misnébalam se ha convertido en un imán para los amantes de lo sobrenatural. En la década de 1920, este lugar prosperó gracias a la producción de henequén, pero con el tiempo cayó en el abandono. Sus calles desiertas y sus casas en ruinas son el escenario perfecto para las leyendas que cuentan los lugareños. Una de ellas se refiere al fantasma de Juliancito, un pequeño de sólo 9 años del que se dice se colgó del árbol más alto del poblado. Otra, señalan a un Monje de túnica negra que por las noches se aparece en la iglesia.
Otro de los pueblos fantasmas de México para hacer turismo el fin de semana es Mineral de Pozos, en Guanajuato, uno de los destinos más misteriosos. Desde el siglo XVIII, este era un lugar próspero minero, sin embargo, muchos señalan que el haber victimizado al sacerdote, trajo la maldición y la inundación de las minas que dejó a esta ciudad en ruinas. Vale señalar que durante la Guerra Cristera, la depresión internacional y la caída del precio de los metales, las mineras comenzaron a cerrar.
San Juan Parangaricutiro, en Michoacán, fue abandonado debido a que una erupción del volcán en 1943, enterró el pueblo. Sin embargo, algunos lugares han quedado en pie, por ejemplo la tradicional iglesia. La zona es un lugar inhabitable pero abierto al turismo.
Cortesía de El Heraldo de México.
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