VILLAHERMOSA, Tab. (Proceso).- Lo que ocurre en la tierra del expresidente Andrés Manuel López Obrador es el mejor ejemplo del fracaso de su gobierno contra la delincuencia y del fracaso de los militares de alto rango en el combate a los grupos delictivos, lo que ha dejado una crisis de inseguridad que le tocó afrontar a la presidenta Claudia Sheinbaum y particularmente al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

El desplazamiento de los mandos en los principales cargos de seguridad y procuración de justicia en el estado lleva la marca de García Harfuch, y toma distancia tanto de las disposiciones del expresidente al final de su sexenio, como de la protección que éste brindó al propio Adán Augusto López.
Así, en la administración de Claudia Sheinbaum y de Javier May se formalizó una estrategia contra la inseguridad de la que no se supieron resultados en el gobierno de Adán Augusto López y su sucesor cuando éste se convirtió en el secretario de Gobernación con AMLO, Carlos Merino.
De enero a marzo de este año (el equipo de Harfuch inició el 14 de febrero) se ha detenido a 542 “generadores de violencia”, incluyendo mandos como Norberto “N” El Peje, Carlos Tomás “N” El lic. Tomasín y/o El 12, y Francisco Javier “N” El Guasón (expolicía cercano a Bermúdez Requena), entre otros.
Las nuevas autoridades han desmantelado varios centros de comunicación y vigilancia apócrifos, que operaron con toda normalidad durante el gobierno de López Hernández.
La nueva administración trabaja en la instalación de un C-5, el cual fue prometido por Adán Augusto durante su campaña para gobernador en las elecciones de 2018 y no lo cumplió.
Según cifras oficiales, con las nuevas estrategias de seguridad el equipo de Harfuch ha logrado una reducción de 41% de los homicidios dolosos en el estado y de 65% en el municipio de Centro (que abarca Villahermosa).
En Tabasco, la SSyPC federal ha desplegado la Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica Olmeca, en la que participan el Ejército, la Marina y la FGR.
Edén incendiado
El 22 de diciembre de 2023, en el último tramo de la gestión de López Obrador —oriundo de Macuspana—, se soltaron los demonios en Tabasco cuando se originó una balacera en la casa del entonces secretario de Seguridad y Protección Ciudadana estatal, Hernán Bermúdez Requena, quien desde principios de los 90 colabora con el exgobernador Adán Augusto López Hernández, actual líder de Morena en el Senado.
La versión del general Víctor Hugo Chávez Martínez, que el 2 de febrero de 2024 sustituyó a Bermúdez, fue que ese día se partió en dos el grupo delictivo La Barredora, cuyo jefe, según dijo el mandatario Javier May Rodríguez el 13 de noviembre de ese año, era el mismo jefe policiaco.
En la refriega en el exclusivo fraccionamiento Campestre, de Tabasco 2000, participaron colaboradores de Requena, que a la postre se quedaron con La Barredora y con otra facción criminal identificada como Las cuatro letras.
Uno de los participantes en esa gresca, Carlos Tomás “N”, ya fue detenido en enero pasado en Puebla; y el otro, Ulises “N”, estuvo a punto de ser capturado el pasado 9 de abril en un operativo policiaco efectuado en el fraccionamiento El Country.
Una semana y media después de esos sucesos de sangre (dos policías en activo fueron levantados y sus cuerpos desmembrados hallados días después en los límites con Chiapas), que alcanzaron las primeras planas de medios mexicanos y extranjeros, dada la gravedad de los bloqueos carreteros, quema de autos y negocios, el entonces jefe del Ejecutivo federal negó los hechos.
De gira por Villahermosa, el 2 de enero de 2024, López Obrador “condenó la manipulación mediática de la violencia en la entidad cuando los resultados reales con los datos oficiales (indican que) se ha reducido la incidencia delictiva en Tabasco, incluido los homicidios (nota de La Jornada)”.
El tabasqueño señaló que su tierra natal registra una tasa de asesinatos de 83.62 por cada 100 mil habitantes, cuando la media nacional es de 120.
El entonces presidente acusó “mucha difusión” y “mucho manejo publicitario”.
Agregó que “ya no funcionan los publicistas, datan de un criterio que data de siglos (sic)”.

En la misma conferencia mañanera del presidente, el entonces secretario de la Defensa, general Luis Cresencio Sandoval, presentó cifras para asegurar que en Tabasco se había reducido sustancialmente la violencia.
Pero no tenía ni 48 horas que López Obrador había venido a su tierra a negar la violencia, cuando la realidad se le impuso, y la tarde del 4 de enero regresaron las escenas de terror con el robo a comercios, incendio de automóviles y tiendas de conveniencia, además de balaceras entre grupos rivales.
El 5 de enero, la víspera de Día de Reyes, finalmente Hernán Bermúdez pidió licencia como titular de la SSyPC.
En rueda de prensa, ese mismo día el presidente volvió a desacreditar a los medios informativos, y aseguró que la difusión de las noticias sobre la violencia en el estado tuvo “propósitos propagandísticos”.
Fue un “reacomodo de bandas” los asaltos armados a negocios y el incendio de autos y abarroteras, según López Obrador.
En la rueda de prensa, el mandatario estuvo acompañado de la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, hoy secretaria de Gobernación.
AMLO acusó que los hechos de Tabasco tuvieron “mucha difusión”, y llamó a sus paisanos a estar en calma ya que, ante esto, la federación y el gobierno local reforzarían la seguridad en el estado.
“Hubo mucha difusión y quiero decirle a mis paisanos que se está hablando con el gobernador Carlos Merino para apoyarlo en todo y se van a reforzar las labores de seguridad en Tabasco”, indicó.
López Obrador prometió que arribarían más elementos de la Guardia Nacional al estado “para que la ciudadanía esté tranquila”.

“No va a suceder nada, ya el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, está actuando en el estado”, subrayó el morenista.
A raíz de esa instrucción a la cúpula militar, el 2 de febrero de 2024 llegó a Tabasco directamente de la Ciudad de México el general Víctor Hugo Chávez Martínez, quien fue escogido por el general Audomaro Martínez Zapata, director del Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen) del gobierno de López Obrador.
En una de sus primeras declaraciones como responsable policiaco de Tabasco, Chávez Martínez, quien sustituyó a Hernán Bermúdez, dio a conocer que el problema de la violencia de finales del sexenio de López Obrador, y que aún se mantiene, fue la balacera en la casa del funcionario a quien relevó.
El general cercano a Audomaro Martínez no logró darle “tranquilidad” a los tabasqueños, como prometió López Obrador, y el 15 de febrero de 2025, a un año de haber llegado a Villahermosa, fue relevado por Serafín Tadeo Lazcano, un policía de carrera forjado en la vieja PGR y que es parte del equipo de Omar García Harfuch, titular de la SSyPC federal.
Se rompió la inercia
El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Jorge Bracamonte Hernández, asegura que los delitos han disminuido en Tabasco por la nueva estrategia contra el crimen y, sobre todo, por el apoyo al estado de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Han sido importantes, dice, los trabajos conjuntos entre la Guardia Nacional, el Ejército, la FGR y la SSyPC federal, pues la coordinación entre el estado y el gobierno de la República ha sido eficiente.
Esta fuerza combinada, señala, ha causado “golpes certeros” a la delincuencia.
El legislador morenista señala que las remociones en cargos estatales como la SSyPC tabasqueña y en otras posiciones federales “han dado resultado”, y a esto, agrega, hay que sumar los trabajos de inteligencia para detener a “personajes” de los grupos criminales que operan en la entidad.

El especialista en temas de seguridad Miguel Ángel Valdivia asegura que si bien llevará tiempo “resolver el fondo” de la inseguridad en el país y en el estado, en Tabasco “ya hay contención al problema y (se) rompió una inercia de brazos caídos para enfrentarla”.
“Ahora los malos contarán con menos complicidad desde el poder; no digo que se acabará, pero será menos, y ya saben que enfrente hay una autoridad dispuesta a combatirlos con todo el poder del Estado representado por el gobierno federal y estatal, y las fuerzas armadas y, desde luego, de la sociedad tabasqueña”.
El expresidente de la Comisión de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del Congreso del estado afirma: “Ahora lo importante es conservar lo que se ha logrado en lo que se fortalecen las instituciones de seguridad y justicia locales, a las cuales hay que meterle mucho conocimiento e inversión pública”.
Cortesía de Proceso.

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