Contenido
- 1 Así inician las rodadas ciclistas en la CDMX
- 2 En rodadas ciclistas toca aguantar agresiones de motociclistas
- 3 Así se entra a C.U. para iniciar la Ruta del Héroe en bicicleta
- 4 La subida más intensa de Ciudad Universitaria: un reto para el ciclista urbano novato
- 5 La mejor bajada de C.U., un tesoro bien conocido por los ciclistas de la CDMX
- 6 CCH Sur: un recorrido pequeño, pero una pendiente inclinada
- 7 Llegar a Six Flags: el objetivo máximo de 13 ciclistas
- 8 La bajada de Periférico, una de las más divertidas para los ciclistas
El primero de los chicos llega al Zócalo de la Ciudad de México justo cuando las manecillas del reloj se despiden del último minuto de las 19:00 horas. Consulta su celular y se ríe de algún mal chiste que se hizo en el grupo de WhatsApp, anuncia que ya llegó y que como siempre esperará en el cruce entre la Plaza de la Constitución y el punto donde inicia la calle 20 de noviembre.
Conforme empiezan a llegar los demás inicia la charla sobre las bicis, los cambios que han hecho, alguna buena oferta que vieron en internet para cambiar de “potro” o la reciente discusión que tuvieron con algún conductor de automotor, casi siempre un taxista o un motociclista.
El grupo no tiene un líder, pero me ha tocado servir como vocero desde que se formó en diciembre de 2024. Así que cuando llega Steven, una de nuestras más recientes incorporaciones, le recuerdo que debe estar listo para cuando sea el momento de irnos. La indicación no es de a gratis, ya que en el pasado se ha tenido que retrasar el arranque porque el joven colombiano necesitaba guardar todos los tiliches dentro de su mochila, ponerse el casco y prender sus lámparas.
El destino es la denominada por el grupo como “La Ruta del Héroe“, un circuito que permite conectar Ciudad Universitaria con el Colegio de Ciencias y Humanidades Sur, así como Six Flags. Es una de las rutas favoritas del conjunto, debido a que nos permite hacer subidas que son recompensadas con una bajada que permite una aceleración constante.
Así inician las rodadas ciclistas en la CDMX
Al filo de las 20:25 llega el último de los amantes de la bici. Tras dar a conocer las indicaciones que se hacen con las manos para controlar nuestro andar en las calles y repetir las reglas para los más nuevos, probamos los radios, encendemos nuestras luces y avanzamos.
Nos movemos por José María Pino Suárez con el fin de llegar hasta Calzada de San Antonio Abad, la cual después del Metro Viaducto se convierte en Calzada de Tlalpan. Aunque está prohibido, es común encontrar vehículos estacionados del lado derecho de la vialidad. Por seguridad y para evitar cambiar entre el primer y el segundo carril de manera constante, abandonamos el carril de prioridad ciclista y avanzamos sobre el segundo.
En los casos donde hay autos en doble fila, inclusive tomamos el tercer carril. De acuerdo con el Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México, el único espacio de asfalta de la calle que tenemos prohibido es el que está más próximo a la izquierda, así como aquellos que están separados con barreras de los que se encuentran a los costados. Esto no evita que algún conductor que no conoce la norma utilice el claxon o nos grite alguna leperada.
Las intersecciones son puntos complicados, sobre todo las que se encuentran cerca de las estaciones del Metro, por lo que los Diegos y Jabs se encargan de ayudarnos a evitar que los autos se incorporen hasta que todos hayan pasado con seguridad las calles. Solamente se hace en los entronques con calles particularmente conflictivas como Cumbres de Maltrata, Eje 3 o las cercanías de la estación Ermita.
Los que llevan a cabo esta acción son llamados bloqueadores y son parte importante de la seguridad de todos los que viajan, debido a que permiten que el grupo se mantenga unido y así se evite el riesgo de tener unidades desplazándose entre los ciclistas o incluso tener que detenernos en cada esquina para esperar a aquellos que se han quedado rezagados.
En rodadas ciclistas toca aguantar agresiones de motociclistas
Tenemos la regla de no engancharnos con los conductores de automotores, así que si no hay ninguna agresión directa o daño en contra de alguno de los integrantes del pelotón, lo dejamos pasar. Contra quien no podemos hacer nada, debido a la velocidad con la que circulan es con los motociclistas. Hemos especulado mucho sobre sus intenciones para pasar a altas velocidades justo a unos centímetros de nosotros.
Si bien, el Artículo 8 del Reglamento de Tránsito los obliga a mantener un metro y medio de distancia al rebasar, creemos que deciden casi rozarnos para espantarnos. No se puede hacer mucho, así que dejamos pasar esta violencia vial y seguimos nuestro andar.
Dependiendo del tráfico podemos cambiar la ruta. En esta ocasión no es necesario adelantar el camino por Eje 3, así que recorremos toda la vía hasta llegar a la avenida Miguel Ángel de Quevedo. Por el día para muchos ciclistas resulta más peligrosa que la misma Calzada de Tlalpan.
Esto no se debe únicamente a las velocidades que se alcanzan, sino a los estacionados en doble fila, el transporte público que suele intimidar con los motores o el claxon, así como los automovilistas que buscan ganar el paso rebasando sin precaución. Lo irónico del caso es que a todos ellos es común encontrarlos metros más adelante, esperando el semáforo. Sin embargo, por la noche la violencia vial baja considerablemente.
Así se entra a C.U. para iniciar la Ruta del Héroe en bicicleta
Entramos por Prolongación de Moctezuma y de ahí nos dirigimos a Cerro de Agua. Es aquí donde los más novatos comienzan a sufrir, pues aunque ya se sostuvieron hasta 34 km/h en Calzada, es aquí donde comienzan las subidas. No son largas, así que los más experimentados bajan una o dos marchas y suben con fuerza. Los que no están acostumbrados se paran sobre los pedales para hacer más palanca y vencer las primeras pendientes.
Al llegar a Ciudad Universitaria lo primero que se ve es un costado de la Facultad de Medicina. Por alguna razón, este punto siempre nos ha recibido con el semáforo en rojo, lo que permite que nos agrupemos y demos instrucciones sobre la ruta. Una vez que se nos cede el paso, avanzamos con el tráfico de C.U.
Solemos incorporarnos por el carril izquierdo y conforme se van desplegando los autos movernos a un costado del carril exclusivo del Pumabús. Pese a que este espacio es mucho más amable, se encuentra prohibido y además nuestra presencia ahí afectaría los recorridos que realizan los universitarios en el campus.
La subida es constante desde la División de Ciencias Básicas (el Anexo de Ingeniería), la Facultad de Contaduría y Administración. Al punto de Trabajo Social a dos o tres ya se les ve la mueca de sufrimiento y el sudor escurriéndoles de los costados de la cara, así que paramos en el paradero. Cuando toman agua, se recomponen y están listos para avanzar se les hace la advertencia: “Ahora sí viene lo bueno”.
La subida más intensa de Ciudad Universitaria: un reto para el ciclista urbano novato
Avanzamos como si fuéramos a Rectoría, pero justo donde está la parada del Pumabús del campo de prácticas, giramos a la izquierda para tomar el Circuito Zona Deportiva. Es aquí donde graduamos a los novatos a la categoría de novatos con punch. El único requisito es no bajarse de la bici. Si no lo logran, podrán intentarlo de nueva cuenta en el futuro.
Esta parte del trayecto está frente al Estadio de Beisbol C.U. México. Mide un kilómetro con 400 metros, aunque solamente unos 600 son de pendiente constante. Pocos son los que logran vencer esta parte en su primer intento. Aquí muchos empiezan a utilizar sus propias estrategias. Los más desesperados bajan todas sus marchas, se paran en los pedales y avanzan lo más rápido posible. Otros mantienen una respiración calmada y avanzan poco a poco, casi a vuelta de rueda otros más suben por puro orgullo.
Para facilitar esta parte del recorrido, las reglas cambian en este tramo: todos pueden adelantar o subir como mejor les parezca, la única regla es permanecer en la parte más alta hasta recibir alguna indicación. En la cima esperan todos hasta que llegue el último. Atrás va Trejo, quien hizo el papel de barredora en la noche. Su papel es evitar que alguien sea olvidado en el camino. Si hay alguna ponchadura o descompostura de la bici, avisa a través de su radio. En esta ocasión no hubo ningún desperfecto, por lo que llega unos cuatro o cinco minutos después del puntero, debido a que uno de los chicos estaba casi expulsando un pulmón por el esfuerzo.
Si bien, para todos fue cansado subir la cuesta, a algunos ya les duelen las piernas y otros más tienen la necesidad imperiosa de limpiarse la nariz por la acumulación del flujo nasal; sin embargo, en sus rostros se ven sonrisas que nos hacen cómplices de lo que acaba de ocurrir.
“¿Ya están cansado?”, pregunto. Cuando oigo una respuesta negativa al unísono, damos 20 segundos para que descansen. Les toca reclamar el premio de haber llegado tan lejos.
La mejor bajada de C.U., un tesoro bien conocido por los ciclistas de la CDMX
Todos esos metros que costaron un esfuerzo importante, ahora se convierten en una bajada con una inclinación constante. Algunos llegan a más de 50 kilómetros por hora. En otros horarios podría ser peligroso, pero después de las 21:00 horas este punto es muy tranquilo. Reagrupamos cerca de donde empezamos a subir y nos dirigimos hacia la Facultad de Ciencias.
El circuito Mario de la Cueva nos permite girar hacia la zona en la que se encuentra la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Al igual que en la zona del estadio de beisbol, se permite que todos suban conforme mejor les parezca. En este punto les indico que deben llegar al Espacio Escultórico y esperar ahí. No obstante, esta indicación siempre es ignorada y terminan por quedarse en la glorieta que da directo al Museo Universitario de Arte Contemporáneo. La instrucción se sigue haciendo como un chiste local, ya que entendemos que nadie la respetará.
Generalmente damos una vuelta para pasar por la Unidad de Posgrados, la Dirección General de Servicios Generales, la salida hacia Eje 10 Sur y el MUAC; no obstante, decidimos dejar esa parte que es considerada como de descanso para adentrarnos en el siguiente reto: llegar a CCH Sur.
Aunque en esta ocasión no pasó así, es frecuente que alguno de los vigilantes de la UNAM nos pregunten sobre nuestra ruta. En algunas ocasiones nos escoltan, en otras solo nos monitorean. En esta ocasión, nos dejaron avanzar sin ningún tipo de revisión.
CCH Sur: un recorrido pequeño, pero una pendiente inclinada
El penúltimo destino en el viaje es el Colegio de Ciencias y Humanidades. Para este punto, los más nuevos ya sienten haber pasado por lo peor, pero el sufrimiento continuará. Entre ellos está Zoé, un joven que decidió volver después de un primer viaje a la entrada de la alcaldía Magdalena Contreras. Anda en una bici rodada 26, aunque el mide casi dos metros.
Pese a que su punto débil son las subidas, ha desarrollado una estrategia para poder seguir en el camino: pedalea con todas sus fuerzas para situarse por adelante del grupo y una vez que llega a las partes complicadas se toma su tiempo para continuar el trayecto. El resultado de esto es que no se retrasa y generalmente se sitúa arriba en el tercer o cuarto lugar.
Son unos tres kilómetros de subida. Al inicio comienza como un falso plano, por lo que no cuesta mucho trabajo; no obstante, en el último tercio la pendiente se pone muy empinada. Muchos llegan jadeando al punto más alto, otros más controlan la respiración y pedalean sin mayores problemas.
Llegar a Six Flags: el objetivo máximo de 13 ciclistas
Para la ruta de esta ocasión llegaron 13 personas en total. Todas ellas ya se encuentran cansadas. Les aviso sobre la posibilidad de seguir avanzando o regresar por Paseos del Pedregal para terminar con el sufrimiento, pero no quieren irse sin obtener la máxima cumbre del día.
Debido a esto, nos incorporamos por Paseos del Pedregal para girar a la izquierda. La parte más peligrosa del viaje se da en este punto a su altura con Periférico. 30 años de haber vivido en Tlalpan me permiten saber que la gente de esta zona no es muy amable con los ciclistas. Muchos no conocen que el Artículo 17 del Reglamento de Tránsito nos permite avanzar por un carril completo, así que pasan cerca de nosotros y tocando el claxon para intimidarnos.
Algunos optan por ponerse en la orilla de la vialidad, aunque esto conlleva un riesgo terrible. Desde hace años, para controlar las inundaciones que se dan en la zona en tiempos de lluvia, se construyeron canales en los acotamientos de la carretera Picacho Ajusco. Cualquier movimiento en falso puede significar que alguno caiga en este lugar y pueda lastimarse.
A esto se debe sumar que muchos ya van cansados, que se trata de una pendiente con una inclinación constante y que no hay otro punto por el cual irse. Pese a todos los contratiempos, todos siguieron presionándose a sí mismos para seguir pedaleando. Al final, llegamos frente al parque en tiempos sumamente dispares.
Llegó el momento de guardar testimonio de lo ocurrido. Diego saca la bandera del grupo, nos acomodamos y posamos para la fotografía. Aunque se llegó al objetivo, aún falta terminar la vuelta. Regresar por donde venimos no suena a tan buena opción, así que aplicamos la democracia. Les pido que alcen la mano los que quieran irse por Paseos del Pedregal, nadie reacciona; hago lo mismo para sugerir bajar por Periférico, a lo cual todos reaccionan con una sonrisa y el brazo en alto. Por Periférico será.
La bajada de Periférico, una de las más divertidas para los ciclistas
Si bien el recorrido ha resultado complicado hasta el momento por las subidas, sigue la parte más divertida, pero no más fácil, regresar al punto de destino. Pese a que podríamos bajar en conjunto con los autos, la experiencia nos ha comprobado que la mejor opción es esperar a que tengan el semáforo en rojo para tener unos segundos de ventaja y la avenida completamente para nosotros.
Bajamos desde la carretera Picacho Ajusco cuidándonos de los baches y nos incorporamos a Periférico. Avanzamos hasta llegar a Perisur, donde nos reagrupamos y preguntamos si todos se encuentran bien. Esperamos a Chuy y a Trejo, quien lo viene remolcando, y comenzamos la parte más dura del recorrido.
Usamos el trébol de Periférico para meternos a Insurgentes y avanzamos en un trayecto que es recto. Si todos tuvieran la fuerza que tenían al empezar, todo sería pan comido; no obstante, algunos ya van agitados y solamente esperan tregua. Aunque se trata de una bajada, algunos se quedan atrás. Eli sube a guiar conmigo para indicar dónde hay baches principalmente peligrosos y para pedirme que baje el ritmo.
Reducimos la aceleración hasta los 30 km/h y nos incorporamos al circuito universitario que está frente a Rectoría. Desde aquí comienzan a despedirse algunos que viven cerca de la zona o que trazarán una ruta más fácil para su trayecto. Nos metemos a la avenida Copilco y avanzamos hasta el semáforo que está a unos pasos del Metro.
Ahora toca volver por nuestros pasos. Giramos a la izquierda para volver por Cerro del agua y después a la avenida Miguel Ángel de Quevedo. Como ya no hay tantos carros, los chicos van más a sus anchas. No cambiamos del segundo carril, pero se pueden sentir más tranquilos al circular.
Una vez que llegamos al puente de Taxqueña nos despedimos de Trejo y le pedimos a Diego que sea el que vaya detrás de nosotros como barredora y nos incorporamos a Calzada de Tlalpan. El trayecto es simple, solo debemos continuar en línea recta. No obstante, a Zoé comienzan a fallarle las piernas por el esfuerzo. Bajamos la velocidad para que podamos ir en grupo.
Las agresiones y los claxon ya son mínimos, así que podemos circular con tranquilidad, Mantenemos una velocidad de unos 30 km/h, pero siempre que subimos alguna pendiente debemos bajar la marcha para esperar a los que siguen atrás. Una vez llegando a Viaducto me despido de todos, debido a que ese es el punto que más cerca me queda de casa. Hasta el momento quedan cinco más que llegarán hasta el Zócalo.
Una vez terminado este recorrido, todos se reportan desde sus celulares. Algunos agradecen la ruta, otros mencionan el esfuerzo que les significó y unos más ya están pensando en hacer alguna ruta más compleja para la siguiente semana. Dos veces a la semana, retos cada vez más grandes, así avanzan los ciclistas urbanos en la CDMX en la capital.
Cortesía de El Heraldo de México.
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