WEST MIFFLIN, Pensilvania (AP).— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el viernes que va a duplicar la tasa arancelaria sobre el acero al 50%, lo que podría elevar aún más los precios de un metal utilizado para fabricar viviendas, automóviles y otros bienes.
Trump habló en la planta Mon Valley Works–Irvin de U.S. Steel en West Mifflin, Pensilvania, cerca de Pittsburgh, adonde acudió para discutir inversiones de la empresa japonesa Nippon Steel.
El precio de los productos de acero ha aumentado aproximadamente 16% desde que Trump asumió la presidencia, según el índice de precios al productor elaborado por el gobierno.
Trump dijo que U.S. Steel seguirá siendo una empresa estadunidense bajo un acuerdo para que Nippon Steel, con sede en Japón, invierta en la siderúrgica estadunidense. Pocos detalles del acuerdo se han hecho públicos.
“Estamos aquí hoy para celebrar un acuerdo espectacular que garantizará que esta histórica empresa estadunidense siga siendo una empresa estadunidense”, dijo Trump al inaugurar un evento en uno de los almacenes de U.S. Steel cerca de Pittsburgh. “Vas a seguir siendo una empresa estadunidense, sabes eso, ¿verdad?”.
Trump dijo que duplicar los aranceles sobre el acero importado “protegerá aún más la industria siderúrgica de Estados Unidos”. Pero un aumento tan drástico podría elevar más los precios.
Empleados, simpatizantes de Trump, funcionarios locales y otros llenaron uno de los enormes almacenes en los terrenos de la planta de acabado Irvin para escuchar a Trump. Grandes banderas estadunidenses colgaban del techo y un cartel decía: “La Edad de Oro”. Trabajadores del acero con cascos y ropa de trabajo de color naranja deambulaban por el lugar, y parte del piso de cemento del almacén estaba cubierto por enormes bobinas de láminas de acero brillante producidas en la planta y utilizadas para electrodomésticos, puertas y otras aplicaciones.
Aunque Trump inicialmente prometió bloquear la oferta del fabricante de acero japonés para comprar U.S. Steel, con sede en Pittsburgh, cambió de parecer y la semana pasada anunció un acuerdo para lo que describió como “propiedad parcial” por parte de Nippon Steel. Sin embargo, no está claro si el acuerdo que su gobierno ayudó a negociar se ha finalizado o cómo se estructuraría la propiedad.
Trump enfatizó que el acuerdo mantendría el control estadunidense de la empresa, que se considera tanto un símbolo político como un asunto importante para la cadena de suministro del país.
Trump, que ha estado ansioso por cerrar acuerdos y anunciar nuevas inversiones en Estados Unidos desde que regresó a la Casa Blanca, también está tratando de satisfacer a los votantes, incluidos los obreros, que lo apoyaron mientras exhortaba a proteger la manufactura estadunidense.
U.S. Steel no ha comunicado públicamente ningún detalle de un acuerdo renovado a los inversores. Nippon Steel emitió un comunicado en el que aprobaba la “asociación” propuesta, pero tampoco ha revelado los términos del acuerdo.
Legisladores estatales y federales que han sido informados sobre el asunto describen un acuerdo en el que Nippon comprará U.S. Steel y gastará miles de millones en instalaciones de U.S. Steel en Pensilvania, Indiana, Alabama, Arkansas y Minnesota. La empresa estaría supervisada por un equipo ejecutivo y una junta compuesta principalmente por estadunidenses y protegida por el poder de veto del gobierno de Estados Unidos.
En ausencia de detalles claros o confirmación de las empresas involucradas, el sindicato United Steelworkers, que se ha opuesto durante mucho tiempo al acuerdo, cuestionó esta semana si el nuevo arreglo representa “algún cambio significativo” respecto a la propuesta inicial.
“Nippon ha dicho una y otra vez que sólo invertiría en las instalaciones de U.S. Steel si poseyera la empresa por completo”, señaló el sindicato en un comunicado. “No hemos visto nada en los informes de los últimos días que indique que Nippon se haya retractado de esta posición”.
Los trabajadores siderúrgicos sindicalizados dijeron que hay cierta división de opiniones entre sus filas sobre la venta a Nippon Steel, pero que el sentimiento ha cambiado con el tiempo a medida que se convencieron más de que U.S. Steel eventualmente cerraría sus plantas en el área de Pittsburgh.
Clifford Hammonds, quien labora en la planta donde habló Trump, dijo que el acuerdo al menos ayudará a modernizar la planta y a aumentar la producción.
“Está poniendo dinero de nuevo en la planta para ayudar a reconstruirla, porque esta planta es vieja, se está cayendo a pedazos. Realmente no estamos produciendo tanto como deberíamos porque, como dije, este lugar es viejo. Se está cayendo a pedazos. Necesitamos algún tipo de inversión para arreglar las máquinas que tenemos funcionando”, dijo Hammonds.
Otros miembros del sindicato de U.S. Steel dijeron que reclutar nuevos empleados ha sido difícil debido a la incertidumbre en torno al acuerdo con Nippon Steel y el futuro de las plantas.
Independientemente de los términos, el tema tiene una importancia desproporcionada para Trump, quien el año pasado dijo repetidamente que bloquearía el acuerdo y la propiedad extranjera de U.S. Steel, al igual que lo hiciera el expresidente Joe Biden.
Trump prometió durante su campaña dar prioridad a la revitalización de la manufactura estadunidense durante su segundo mandato. Y el destino de U.S. Steel, que alguna vez fue la corporación más grande del mundo, podría convertirse en un lastre político en las elecciones de mitad de periodo para el Partido Republicano en Pensilvania y otros estados reñidos con industrias manufactureras.
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