CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con casi un primer semestre finalizado y con varios indicadores económicos ya disponibles, el sector privado considera que el gobierno no ha podido sostener el discurso de que la economía mexicana va por buen rumbo.

Por el contrario, “en adelante se nota frágil y expuesta a riesgos importantes”, como los derivados del conflicto en Medio Oriente y la política arancelaria de los Estados Unidos.
Así lo expone el más reciente análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), órgano técnico del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que expone que los resultados más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reflejan una economía que comienza a mostrar señales claras de debilidad.
De acuerdo con el documento, el Producto Interno Bruto (PIB) ha registrado dos trimestres consecutivos con crecimientos por debajo del 1.0%, mientras que la formación bruta de capital fijo —indicador que mide la inversión productiva— también acumula dos caídas consecutivas, en una trayectoria que apunta hacia una mayor contracción.
El CEESP expuso que la mayoría de los indicadores del mercado interno siguen deteriorándose, y algunos de ellos ya muestran cifras negativas.
En marzo, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) reportó una contracción anual de 0.1%. Aunque para abril la estimación oportuna reflejó un crecimiento marginal de 0.2%, se anticipa que en mayo el indicador vuelva a terreno negativo, con una caída estimada de 0.3%.
“La intención de las autoridades es transmitir la confianza que tienen de un ritmo saludable de avance. Pero el hecho es que el debilitamiento en el crecimiento del PIB ya acumula más de dos años”, sostiene el análisis.
Uno de los puntos más preocupantes es la inversión fija bruta, que en marzo se redujo 4.7% respecto al mismo mes del año pasado, acumulando así siete meses consecutivos de caídas. El consumo privado tampoco logró revertir su tendencia a la baja, ese mismo mes, se registró una contracción anual de 1.3%, la cuarta en línea.
“Estos resultados parecen ya incidir en la evolución del empleo. Tanto los registros de población ocupada que publica el Inegi, como los de trabajadores afiliados al IMSS, muestran una importante desaceleración en su ritmo de crecimiento desde 2022”, consideró el CEESP, al subrayar que la debilidad económica ya comienza a sentirse en el mercado laboral.
A pesar de que se esperaba que los primeros seis meses de 2025 marcaran un periodo de mayor dinamismo, el documento precisó que “la economía se desacelera”.
Aunque la Secretaría de Hacienda mantiene su proyección de crecimiento en 1.9% para este año, dicha cifra representa ya un ajuste a la baja respecto a su previsión anterior de 2.5%.
“Es evidente que la evolución de los principales indicadores económicos muestran claros signos de debilidad. Aunque las autoridades reiteran su confianza en las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, la cual prevé un crecimiento del 1.9% del PIB en 2025, es importante señalar que esta previsión ya responde a un ajuste a la baja respecto a su estimación previa de 2.5%”, apunta el análisis.
Incluso, algunas proyecciones más pesimistas ya colocan el crecimiento del país en terreno negativo para lo que resta del año.