A solo 20 minutos de Comala, en el corazón de Colima, se localiza Suchitlán, una comunidad que conserva intacta su esencia indígena y espiritual. Este poblado enclavado en las faldas del Volcán de Colima es famoso por su misticismo y riqueza cultural, características que lo han convertido en un atractivo imperdible para quienes buscan experiencias auténticas y tradiciones ancestrales.
El nombre Suchitlán proviene del náhuatl y significa “lugar de flores”, pero entre sus habitantes es más conocido como el pueblo de los brujos. La razón: sus curanderos y sabios siguen practicando medicina tradicional, rituales de sanación y ceremonias sagradas con plantas locales. Lejos del mito, esta herencia sigue viva como parte cotidiana de su identidad colectiva.
Además, el arte mascarero es otro de sus grandes legados. Desde hace generaciones, los artesanos del pueblo elaboran máscaras de madera pintadas a mano, que se utilizan en danzas, festividades y rituales. Estas piezas, que representan animales, personajes míticos y figuras locales, forman parte de un patrimonio cultural que ha trascendido generaciones.
Más que turismo, un encuentro cultural
Los visitantes de Suchitlán no solo disfrutan de sus paisajes y tranquilidad, sino también de su gastronomía típica, como el tradicional conejo tatemado y el café artesanal. Caminar por sus calles de teja roja y jardines floridos es como viajar en el tiempo, descubriendo un pueblo donde la serenidad y las costumbres se mantienen firmes.
Naturaleza, historia y tradición
Entre sus atractivos destacan la Barranca del Río Suchitlán, con su puente colgante, y la Laguna de Carrizalillos, ideal para un día de campo. Ambos espacios ofrecen vistas espectaculares y contacto directo con la naturaleza. Suchitlán es, sin duda, una puerta abierta al Colima ancestral, donde cada rincón guarda una historia y un ritual por contar.
Cortesía de El Heraldo de México.
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