CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En eco a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la Cancillería mexicana defendió el nombramiento de nueve figuras políticas en cargos diplomáticos: aseveró que “por primera vez” fueron sometidos a un “proceso de selección, evaluación y capacitación por parte del Instituto Matías Romero”, y tuvieron “una entrevista en la que se determinaron sus aptitudes”.
Con este argumento, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) justificó la designación del priista Carlos Iriarte Mercado al consulado general de México en Boston, o la entrega de la representación de México ante la UNESCO a Juan Antonio Ferrer Aguilar, quien estuvo al frente del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), una institución cuya existencia duró apenas tres años.
El pasado 20 de junio, Sheinbaum ya había asumido los nombramientos de los políticos, pues sostuvo que la Cancillería se había asegurado que “hablaran inglés” y que “conocían qué hacían los consulados”; aparte, recalcó que los elegidos “no solamente son de Morena”.
El Senado aprobó este miércoles los nombramientos del exgobernador priista de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, al frente del consulado general de San Francisco; de Luis Rodríguez Bucio, el extitular de la Guardia Nacional, al consultado de Dallas; o de Neftali Said Pérez González, otrora encargado del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, en el consulado de San José.
Beneficiaria de los nombramientos políticos, una práctica heredada del priismo, Donají Alba Arroyo, quien fuera aspirante a la Secretaría General de Morena, será cónsul en Raleigh, mientras que el priista Marcos Augusto Bucio Mújica, quien fue secretario general del IMSS bajo la gestión de Zoé Robledo, despachará en el consulado de México en Nueva York.
Cortesía de Proceso.
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