Ubicado en Villa de Tututepec, Oaxaca, Lagunas de Chacahua es un pequeño paraíso que goza de la protección federal desde hace 88 años, cuando el presidente Lázaro Cárdenas lo nombró parque nacional, el primero de su tipo en el país.
Es hogar de tres especies de tortugas, laúd, golfina y carey, consideradas en peligro, además de una gran cantidad de aves, mamíferos, peces y una comunidad afromexicana única en su tipo, la cual ha logrado desarrollarse con mucho respeto a la exuberante naturaleza que los rodea.
Todo esto cambió durante la madrugada del pasado 19 de junio, cuando los vientos huracanados de Erick arrasaron con las pequeñas casitas donde esta comunidad, dedicada al turismo y la pesca, desarrollaba su vida.
“Nuestra vida aquí está dedicada al turismo y a la pesca. Al turismo más que nada cuando es temporada alta que es diciembre y Semana Santa, los demás meses son bajos y solo sacamos para comer”, explica, en entrevista exclusiva para El Heraldo de México, Mónica Corcuera, habitante de la región devastada.
Una laguna mágica
De importancia radical por su riqueza natural, Chacahua significa en lengua mixteca “lugar donde abundan los camarones”. Sin embargo, no solo estos pequeños crustáceos abundan: también es un humedal de importancia global.
Entre los máximos atractivos de esta región, que comprende la Bahía y Laguna de Chacahua y las lagunas de Tianguisto y Pastoría, está la bioluminiscencia, la cual ilumina los cuerpos de agua.
La tranquila vida de la comunidad se vio interrumpida por el azote del huracán Erick que, con su categoría 3, golpeó una zona relativamente cercana a Puerto Escondido, en Oaxaca, lo que provocó la llegada de vientos y lluvias que barrieron con las pertenencias de los habitantes de la zona.
“La situación en la que se encuentra Chacahua ahora es crítica. Muchas casas perdieron sus techos, porque la mayoría de los techos aquí son de palma. Entonces, muchas palapas cayeron. Restaurantes también perdieron sus cocinas.
“La mayoría de las personas están afectadas. Estamos obteniendo ayuda de alimentos, hasta ahora no tenemos luz. Agua sí tenemos, pero estamos pidiendo ayuda para que podamos volver a construir nuestro hogar”, pide Corcuera en la plática con El Heraldo de México.
Las imágenes compartidas por los habitantes de la zona no dejan lugar a dudas. Platos, vasos, electrodomésticos y miles de recuerdos fueron arrastrados por el agua. Pero la ayuda no tardó en llegar.
Fluye el apoyo, pero falta la reconstrucción
Casi de inmediato, el gobierno estatal y voluntarios que han pasado momentos inolvidables en Chacahua se organizaron para darles lo esencial: comida, agua potable y manos para limpiar su pequeño paraíso.
“Hemos tenido apoyo por parte de nuestro gobernador con despensas, fueron los primeros que llegaron aquí a la isla y después estuvieron llegando surfers que están organizados desde Colorado y Puerto Escondido.
“Ellos empezaron a pedir víveres ahí en Puerto Escondido y trajeron camionetas con comida, con agua y también vinieron a apoyarnos con la limpieza de nuestra playa, de nuestra comunidad. Están viniendo a ayudarnos, pero eh todavía no ha sido suficiente la ayuda para terminar de limpiar todo lo que dejó el huracán Erick”, señaló.
Sin embargo, regresar la serena grandeza de las Lagunas de Chacahua tomará tiempo. Por sus condiciones geográficas, el traslado de material es complicado y costoso, por lo que lanzaron una campaña a través de la página GoFundMe.
“Para volver a construir la comunidad, creo que serían algunos meses. porque es muy difícil construir de nuevo nuestros hogares, ya que aquí es muy muy cara la construcción. Como es una isla, tenemos que pagar lancha, carro, entonces siempre sale caro construir”, concluye.
Cortesía de El Heraldo de México.
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