La presión que sienten los estudiantes de medicina, junto con la competencia constante y la carga emocional que conlleva estudiar esta carrera, están afectando de manera preocupante su salud mental. De acuerdo con estudios internacionales, alrededor del 27.7% de los alumnos de medicina presentan síntomas depresivos, esto significaría que 1 de cada 4 sufre depresión, el 13% manifiesta sentir ansiedad, y un alarmante 11.1% reporta ideas suicidas.
Así lo expuso la doctora Gabriela Ariadna Martínez Levy, académica del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina, e investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Genética del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz, durante su participación en el Ciclo de Conferencias en Ciencias Básicas, organizado por la Coordinación de Comunicación Social, el cual fue transmitido el pasado 12 de mayo por YouTube.
Durante su ponencia, la doctora Martínez Levy explicó que los altos niveles de malestar psicológico entre estudiantes de Medicina requieren un análisis multidisciplinario que no solo contemple factores de observación, sino también la dimensión genética de la salud mental. En ese contexto, abordó la evolución histórica de la genética psiquiátrica, disciplina que en sus inicios —una etapa que calificó como su “prehistoria”— carecía de herramientas estadísticas formales, basando sus hallazgos únicamente en la observación de patrones familiares.
Desde la psiquiatría hereditaria hasta los puntajes poligénicos
Fue en ese marco cuando destacó el trabajo pionero del psiquiatra suizo Ernst Rüdin, quien en 1916 realizó el primer estudio sistemático sobre esquizofrenia en familias y posteriormente dirigió el departamento genealógico-demográfico del Instituto Max Planck, el primero en el mundo dedicado al estudio de la psiquiatría hereditaria. A partir de sus investigaciones, se iniciaron estudios de ligamiento y asociación para identificar genes vinculados a trastornos mentales.
No obstante, explicó que dichos métodos, aunque útiles para enfermedades mendelianas raras como la de Huntington, resultaron insuficientes para explicar trastornos más comunes como la depresión o la ansiedad, cuya base genética es más compleja. Hoy se sabe que estas enfermedades se asocian a múltiples variantes genéticas de efecto pequeño.

Con los avances tecnológicos de finales del siglo XX y principios del XXI, ahora es posible analizar a bajo costo diversas variantes genéticas mediante estudios de asociación de genoma completo. Lejos de buscar marcadores que predigan con certeza una enfermedad, este enfoque busca entender las vulnerabilidades genéticas que predisponen a ciertos rasgos o trastornos.
En este contexto emergen los puntajes poligénicos, una herramienta que estima el riesgo individual de desarrollar una enfermedad compleja como los trastornos mentales, al considerar el efecto acumulado de múltiples variantes genéticas. “Es probable que cada persona tenga una combinación única de variables asociadas a psicopatología que en combinación con factores ambientales genere una presentación variable de la enfermedad mental”, explicó Martínez Levy.
Finalmente, la doctora abordó el concepto de estrés percibido, definido como la respuesta emocional que experimenta una persona cuando considera que las demandas de su entorno exceden su capacidad para afrontarlas, comprometiendo su bienestar. Este tipo de estrés, al igual que la adversidad en la infancia, se considera un importante factor de riesgo para el desarrollo de problemas de salud mental.
Por ello, uno de los nuevos proyectos de investigación que encabeza la doctora Martínez Levy busca evaluar la prevalencia de síntomas de depresión, ansiedad y riesgo suicida en estudiantes de Medicina mexicanos, así como analizar la influencia del estrés percibido, el maltrato infantil y los puntajes poligénicos trans-ancestrales de depresión.
Cortesía de El Heraldo de México.