“Yo estaba en Palermo el día del asesinato del presidente Kennedy. No podía creerlo. Pero la regla es la misma en Sicilia, en América y en todas partes del mundo. El hombre más poderoso del mundo si se enfrenta con alguien con el suficiente coraje para tirar en su contra, muere como cualquier otro.” Giovanni Falcone.
Entre las cualidades más valiosas que podemos encontrar en un juzgador, además de su entera honorabilidad y honestidad, están la valentía y la imaginación. Las mismas por las que Giovanni Falcone es recordado por su lucha contra el crimen organizado, una de las facetas más complejas de la delincuencia.[1]
En este mes se cumplen 30 años del homicidio del jefe antimafia. El 23 de mayo de 1992, una carga explosiva hizo volar el vehículo en el que viajaba Giovanni Falcone junto a su esposa. El vehículo quedó compactado por el vuelo y el impacto. La Mafia había logrado deshacerse de uno de sus más decididos enemigos. Dos meses más tarde haría lo mismo con Paolo Borsellino. Cynthia Rodríguez da cuenta del por qué de este atentado:
“Mayo y julio son meses en que ocurrieron los asesinatos de los hombres que en el sur de Italia habían comenzado a cambiar las leyes para que finalmente los mafiosos comenzaran a pagar sus crímenes.
Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, los dos jueces palermitanos que murieron combatiendo a la mafia siciliana, fueron asesinados el 23 de mayo y el 19 de julio de ese año, respectivamente.
Sus asesinatos, a manos de la Cosa Nostra, dejaron una profunda huella en la sociedad italiana. Estos jueces lograron, por primera vez, enjuiciar a miles de mafiosos en el llamado ‘Maxiproceso’, gracias a los primeros ‘hombres de honor’ de la Cosa Nostra arrepentidos (pentitio primeros colaboradores de justicia). Esto fue un vuelco en la justicia, en la política y en la sociedad italiana.
“Estos jueces lograron, por primera vez, enjuiciar a miles de mafiosos en el llamado ‘Maxiproceso’, gracias a los primeros ‘hombres de honor’ de la Cosa Nostra arrepentidos (pentiti o primeros colaboradores de justicia). Esto fue un vuelco en la justicia, en la política y en la sociedad italiana.”
Al final del también llamado ‘Macrojuicio’, que duró más de año y medio (empezó el 10 de febrero de 1986 y terminó el 16 de diciembre de 1987), se logró enjuiciar a 474 mafiosos, de los cuales, 360 fueron encontrados culpables y condenados a un total de 2 mil 665 años de cárcel.
Los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino fueron acontecimientos que dejaron una profunda huella en la sociedad italiana, pues estos hechos, llevados a cabo con menos de dos meses de diferencia, significaron el punto más álgido del desafío que la Cosa Nostra planteaba al Estado italiano.
Fueron ellos quienes empezaron a entender que la mafia se había convertido desde hace mucho tiempo en una organización globalizada.[2]
Lo realizado por Falcone y Borsellino fue una verdadera proeza, donde hubo mucho trabajo detrás, con la suma de pruebas y la utilización de todo lo que la ley a su alcance le permitía. Con la decisión clara de terminar con el crimen organizado, motivó a un gran equipo para colectar datos y coordinar esfuerzos con las instituciones; impulsó el “arrepentimiento” para que algunos integrantes del crimen organizado colaboraran con la justicia, siguió las huellas que dejan los ingentes movimientos de recursos y fue un convencido de que el crimen organizado no era invencible.
“Con la decisión clara de terminar con el crimen organizado, motivó a un gran equipo para colectar datos y coordinar esfuerzos con las instituciones; impulsó el ‘arrepentimiento’ para que algunos integrantes del crimen organizado colaboraran con la justicia, siguió las huellas que dejan los ingentes movimientos de recursos y fue un convencido de que el crimen organizado no era invencible.”
La delincuencia organizada se puede ver como un fenómeno social que nace de los grandes recursos obtenidos por el tráfico de sustancias prohibidas, como en la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos o de las drogas que han hecho crecer células delictivas en todo el mundo. Pero, si el narcotráfico es la cara más conocida de la delincuencia organizada, ésta toma rutas de droga en Asia y financia otras conductas como el terrorismo fundamentalista o el secuestro y la trata. Por eso destaca la tarea de Falcone, porque su lucha desde la institución era contra un gigante.
Por otro lado, la delincuencia organizada no es ajena a los avances de la tecnología y de los medios de comunicación; hay quien los utiliza, de manera constante, para llevar a cabo sus propósitos. Su modus operandi es cada vez más sofisticado.
La delincuencia organizada se puede integrar por muy diversos miembros: cárteles de la droga, miembros de la clase política, algunas asociaciones religiosas, ciertas asociaciones civiles, algunas sociedades mercantiles, parte de la sociedad civil que apoya a los cárteles, entre otros. En el prólogo al libro que el Instituto Nacional de Ciencias Penales realizara para recordar al Fiscal Antimafia leemos:
Fue la cabeza del llamado Pool Antimafia, que instauró lo que en Italia se denominó ‘Maxi-proceso’. Según Giusto Schiaccitano, colaborador de Falcone:
El motivo por el cual se decidió procesar conjuntamente a un gran número de imputados, cada uno de los cuales acusado de numerosos delitos, sustancialmente el de ofrecer a la Corte un cuadro panorámico que permitiera aprehender todos los aspectos de la organización mafiosa y, por lo tanto, relacionar muchos episodios aparentemente dispersos.”[3]
A pesar de que su seguridad quedó comprometida después de los resultados del llamado maxiproceso, lo cierto es que tenía un enemigo con múltiples brazos y con grandes recursos. Falcone murió por orden de sus enemigos. Paolo Borsellino correría la misma suerte en julio de 1992.
Sin embargo, en años recientes, la liberación de Brusca (quien ordenara el asesinato de Falcone), causó enorme indignación en la sociedad italiana.[4]“A pesar de que su seguridad quedó comprometida después de los resultados del llamado maxiproceso, lo cierto es que tenía un enemigo con múltiples brazos y con grandes recursos. Falcone murió por orden de sus enemigos. Paolo Borsellino correría la misma suerte en julio de 1992.”
[1] Góngora Pimentel escribe: “Pero ¿quién fue Giovanni Falcone?, ¿cuáles fueron sus logros, su objetivo de vida y sus sueños? Para ello debemos remontarnos a la década de 1980, cuando la Cosa Nostra siciliana comenzó una guerra a muerte consigo misma. Más que una guerra, era una matanza. Los Corleonesi, encabezados por Totò Riina, estaban decididos a acabar con los clanes rivales por todos los medios posibles. Nadie estaba a salvo. No importaba si eran mafiosos, parientes, amigos, policías o transeúntes inocentes, ni cómo se realizaran los ‘trabajos’, se había desatado una guerra y sólo podía haber un vencedor.
Uno de los buscados por los escuadrones de la muerte de la mafia de Corleone era Tomasso Buscetta, a quien ya le habían asesinado a dos hijos, un hermano, un sobrino, un cuñado y un yerno. Pero él seguía huyendo. Finalmente, Buscetta fue detenido en Brasil y extraditado a Italia.
Su pánico era tal, ante la idea de ser encontrado por sus rivales, que intentó suicidarse. Pero sobrevivió. Al recuperarse decidió colaborar con la justicia. Contaría todo lo que sabía sobre una organización a la que había pertenecido desde los 17 años, pero sólo hablaría con una persona: Giovanni Falcone.
Apoyado en las declaraciones de Buscetta, Giovanni Falcone pudo comprender el complejo y amplio entramado que era la Mafia, una organización que funcionaba como un todo, fuertemente jerarquizada, en la que no se hacía nada sin la orden expresa de sus mandatarios. Esa fue la clave para sentar en el banquillo de los acusados a los grandes capos.
Toda Italia, y el mundo entero, siguieron un proceso lleno de tensión que duró dos años y tuvo lugar en un búnker de hormigón situado junto a la cárcel de Ucciardone, en la capital siciliana, en una sala construida especialmente para el caso.
El 16 de diciembre de 1987 se absolvió a 114 de los 474 acusados. A los 360 culpables se les condenó a un total de 2,665 años de cárcel. La prensa se apresuró a proclamar el posible fin de la Mafia, sin duda dejándose llevar por el entusiasmo, pues a comienzos de 1989 ya sólo 70 hombres condenados seguían en prisión.
Si al leer estas tres conferencias, estimado lector, podemos imaginarnos al Juez Falcone como un moderno Nostradamus describiéndonos el funcionamiento del crimen organizado, el no haberlo escuchado, como debimos, nos ha costado 20 años después la lamentable pérdida de 47,000 vidas, de acuerdo con las cifras oficiales, en otra guerra en el seno del crimen organizado.
‘Existen fuertes puntos de unión entre los vértices de la Cosa Nostra y centros ocultos de poder que tienen otros intereses’, declaró Falcone. ‘Tengo la impresión de que es este el escenario más plausible si se quieren comprender las verdaderas razones que han empujado a alguno a asesinarme’. Incluso así siguió adelante, investigando y metiendo preso a un delincuente tras otro, sin perder su sonrisa bonachona.
Un año antes de su muerte, el juez había publicado el libro Cosas de la Cosa Nostra –en coautoría con la periodista francesa Marcelle Padovani, de Le Nouvel Observateur–, en el que denunciaba los vínculos subterráneos entre políticos y mafiosos: ‘Nadie me hará creer que algunos grupos políticos no están aliados con la Cosa Nostra –por convergencia de intereses– en el intento de condicionar nuestra democracia, todavía inmadura, eliminando a personajes incómodos para ambos’. ¿Casualidad o profecía para México? Dejo a usted la última y mejor opinión, apreciable lector.
Miles de personas asistieron a la Catedral de Palermo para el funeral del magistrado, quien se había definido a sí mismo con las siguientes palabras: ‘Yo no soy Robin Hood, ni un kamikaze, ni un misionero. Soy solo un servidor del Estado en tierra infiel’. Giovanni Falcone. La lucha contra el crimen organizado. Tres conferencias. Colección Falcone: Conferencias Magistrales, núm. 21. México, Inacipe, 2012. pp. 11-12.
[2] Cynthia Rodríguez. “Los magistrados que le declararon la guerra a la mafia italiana”. Pie de Página. Disponible en: https://piedepagina.mx/los-magistrados-que-le-declararon-la-guerra-a-la-mafia-italiana/
[3] Giovanni Falcone, op, cit., p. 17.
[4] “La liberación anticipada de Giovanni Brusca, condenado entre otros por el asesinato en 1992 del juez siciliano antimafia Giovanni Falcone, causó indignación en Italia, donde la noticia apareció en todas las portadas.
Giovanni Brusca, de 64 años, fue liberado el lunes (1.06.2021) por buena conducta de la prisión romana de Rebibbia, tras pasar 25 años tras las rejas, tiempo durante el cual aceptó colaborar con las autoridades. Según las leyes italianas deberá permanecer en libertad condicional durante los próximos cuatro años.
‘Liberan a Brusca, el capo más cruel’, tituló el diario La Repubblica. ‘Es una noticia que me duele como persona, pero es la ley, una ley que quiso mi hermano y que hay que respetar’, reaccionó la hermana del juez Falcone, María, citada por el diario.
La justicia estableció que Giovanni Brusca fue la persona que en 1992 accionó el control remoto que detonó la bomba que destruyó el auto del juez cerca de Palermo, causando la muerte de Giovanni Falcone, su esposa y tres guardaespaldas. La esposa de uno de los guardaespaldas, Tina Montinaro, manifestó este martes su ‘indignación’ ante la liberación de Brusca. ‘Veintinueve años después no sabemos aún la verdad y […] el hombre que destrozó a mi familia está libre’, lamentó.
Brusca, uno de los colaboradores más cercanos de Toto Riina, el temido jefe máximo de la Cosa Nostra, la mafia siciliana, fue detenido el 20 de mayo de 1996. Tras su arresto, aceptó colaborar con la justicia y testificar en numerosos juicios.
Conocido por ser un criminal sanguinario, fue condenado también por el secuestro y asesinato en 1983 del pequeño Giuseppe Di Matteo, el hijo de 11 años de un arrepentido de la mafia, a quien estranguló y luego disolvió en ácido su cuerpo, en un acto de venganza contra el padre, que había aceptado colaborar con la justicia.
Su liberación fue criticada por muchos líderes políticos, tanto de derecha como de izquierda. El líder del Partido Democrático (PD, centroizquierda), Enrico Letta, la calificó como ‘un puñetazo en el estómago (que) te deja sin palabras’.
‘Una persona que cometió esos actos, que disolvió en ácido a un niño, que mató a Falcone, en mi opinión es una fiera y no puede salir de la cárcel’, reaccionó por su parte el líder de la ultraderechista Liga Matteo Salvini. DW. Made for Minds. “Liberación del asesino del juez antimafia Falcone indigna a Italia”. Disponible en: https://www.dw.com/es/liberación-del-asesino-del-juez-antimafia-falcone-indigna-a-italia/a-57740230
[1] Esta colección de casos es parte de un proyecto de investigación del Inacipe.
[1] Esta colección de casos es parte de un proyecto de investigación del Inacipe.