CIUDAD DE MÉXICO (apro) .- Después de rechazar, en sus redes sociales, los señalamientos por haber recibido un supuesto soborno de 25 millones de dólares de los dos empresarios israelíes que vendieron tecnologías de seguridad a su gobierno –incluyendo el spyware Pegasus–, el expresidente Enrique Peña Nieto insistió en que la asignación de contratos no estaba en su “ámbito de competencia” como mandatario, por lo que él nunca dio “línea nunca de asignar contratos a tal o cual proveedor”.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, el mexiquense acusó a los medios mexicanos de haber “tergiversado” con “mala fe” la nota publicada por el periódico israelí “The Marker” el 4 de julio, para “después enredarla y hacer un tipo de insinuaciones”; también preguntó quién sale beneficiado de la publicación, y minimizó el anuncio de Artículo 19 de solicitar una nueva investigación a la Fiscalía General de la República (FGR), al que equiparó a “una más de los varios señalamientos y ánimos de buscar y rebuscar”.
Este sábado, la prensa mexicana dio una cobertura amplia al reportaje de “The Marker”, que reveló los presuntos sobornos a Peña Nieto; esta nota, que no fue “tergiversada” por los medios mexicanos, está basada en un laudo arbitral entre los empresarios Uri Emanuel Ansbacher y Avishay Samuel Neriya, quienes se asociaron y vendieron una gran cantidad de material de seguridad al gobierno de Peña Nieto.
La disputa entre los empresarios estalló en torno a los 25 millones de dólares que “invirtieron” en Peña Nieto –designado como “N” en su acuerdo– para “agasajar” al político y conseguir contratos públicos durante su administración.
En el reportaje de “The Marker”, se plantea que una “fuente familiarizada con los negocios de ambos” aseveró “que gran parte de los fondos mencionados en el proceso se destinaron a financiar gastos políticos, probablemente en la campaña que eligió a Peña Nieto como presidente en 2012”.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, Peña Nieto dijo que el medio israelí no le acusó directamente –lo cual es falso, pues el periódico lo señala de manera reiterada–, y se hizo pasar como víctima de una campaña “para poner en duda mi honorabilidad” con “dolo y mala fe”.
El político, cuyos mandatos en el Estado de México y en la Presidencia de la República estuvieron marcados por una serie de escándalos de corrupción –llámese Casa Blanca, OHL, Odebrecht, Estafa Maestra, Grupo Fertinal o Agronitrogenados–, dijo que se fue a vivir a España después de entregar la administración a Andrés Manuel López Obrador para “mantener la prudente distancia, el prudente silencio”.
Cortesía de Proceso.