Cientos de personas salieron a las calles de la Ciudad de México para conmemorar el Día Internacional de la Marihuana este 20 de abril, en un evento que mezcla celebración, activismo y protesta. La jornada incluyó actividades culturales, encuentros entre consumidores, distribución de productos cannábicos y una marcha nacional que partió del Ángel de la Independencia con destino a puntos clave del centro capitalino.
El objetivo de la manifestación fue exigir el reconocimiento del derecho al consumo recreativo de la marihuana, el autocultivo, y el fin de la criminalización de las personas usuarias, también se pidió la creación de espacios seguros para el consumo, así como el respeto a todos los usos de la planta, desde el recreativo hasta el medicinal e industrial.
Desde temprana hora, grupos de jóvenes se concentraron en puntos conocidos por ser espacios de reunión de consumidores, como el Parque Francisco Primo de Verdad y Ramos, la Plaza de la Información, el antiguo plantón del Senado de la República y el Hemiciclo a Juárez.
Durante el “Festival 4:20 Nacional 2025”, se escucharon múltiples voces exigiendo un trato digno para las personas que usan cannabis, la demanda más insistente fue la legalización del cultivo y la posesión personal, así como la creación de zonas comunes donde se pueda fumar sin temor a sanciones ni discriminación.
Créditos: Cuartoscuro
Festival 4:20
En paralelo, en el Monumento a la Madre se llevó a cabo el festival “4:20 por Nuestros Derechos y el Cannabis”, donde también participaron agrupaciones feministas y artísticas, los asistentes también compartieron productos derivados del cannabis, como gomitas, brownies, galletas, tostadas e incluso guacamole infusionado,
La marcha avanzó pacíficamente por Paseo de la Reforma y avenida Juárez, haciendo paradas para gritar consignas como “¡24/7 la vivo 4:20!” o “¡Cannabis legal ya!”.

A lo largo de la jornada se hizo un llamado a los legisladores y autoridades federales para dejar de aplazar la discusión sobre la regulación del cannabis. Para los manifestantes, la prohibición no ha frenado el consumo, pero sí ha alimentado la violencia, la corrupción y la marginación de quienes usan esta planta.
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Cortesía de El Heraldo de México.