En el municipio coahuilense de General Cepeda opera la empresa SEMNSA, dedicada al confinamiento de residuos tóxicos. Sus hedores afectan a los habitantes de poblados vecinos y los incendios se ven a kilómetros de ahí. Habitantes del municipio han logrado con amparos que a la empresa se le niegue la Manifestación de Impacto Ambiental e, incluso, existe contra ella una orden de clausura, pese a lo cual recibe presuntamente desechos tóxicos de viejas fábricas de armamento de la Secretaría de la Defensa Nacional.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cada mañana los campesinos de la Noria de las Sabinas, un ejido en General Cepeda, Coahuila, ven desfilar decenas de tráileres “que van polveando”, es decir, dejan a su paso nubes de polvo que intervienen el otrora paisaje calmo de la llanura en el sureste coahuilense.
El valle semidesértico se extiende unos 80 kilómetros de largo por unos 15 de ancho. Si se procede del poniente es posible observar, al pie de la primera loma, un complejo industrial de 500 hectáreas cercado en su totalidad.
Ahí ha mantenido sus operaciones una empresa dedicada al confinamiento de desechos tóxicos, cuyos dueños poseen una amplia red de relaciones políticas. Esto, pese a tener en contra resoluciones judiciales, carecer de Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y habérsele dictado una clausura instruida por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
La empresa es la Sociedad Ecológica Mexicana del Norte, SA (SEMNSA), pertenece al Grupo Ecolimpio y, si bien las relaciones de su accionista mayoritario, Daniel Calvert, incluyen a varios exgobernadores y miembros del gabinete estatal, a últimas fechas el entramado de protección es superior… tanto como para doblar a la Profepa.
Funcionarios de esta última dependencia consultados por Proceso aseguran que las acciones de la dependencia se han visto frenadas por “una orden superior” que autorizó la operación informal, aun contra resoluciones judiciales, para confinar ahí los residuos de las antiguas fábricas de armas y municiones que se ubicaban en Tecamachalco (Estado de México) y Santa Fe (Ciudad de México).
El Colectivo Si a la Vida, asociación ambientalista que ha batallado con las instalaciones de vertederos tóxicos en General Cepeda, Coahuila, no tiene elementos para confirmar lo anterior.
“Debemos ser cuidadosos. Se nos ha dicho también eso, pero no tenemos elementos para asegurarlo. Lo que podemos afirmar es que hay un incremento de tráfico en las instalaciones y que desde hace unas semanas llegan decenas de camiones con góndolas que llevan toldos y van derramando polvo. La presunción es que están confinando suelos”, dice José Luis García Valero, integrante de Sí a la Vida.
Cortesía de Proceso.