Tras varios años de no ser vista el águila arpía, nuevamente reapareció en la Selva Lacandona en Chiapas. Alan Monrroy Ojeda, responsable científico de Dimensión Natural, consideró que no está como tal extinta, pero sí es una especie que su población disminuye de manera drástica por la deforestación, disminuyendo su hábitat.
Expuso que al conservar esta águila también las selvas altas perennifolias del país, los ecosistemas con la mayor diversidad donde está esta águila y su conservación significa conservar estos espacios. El águila arpía es cazada por sus llamativas plumas para ser utilizadas en adornos tradicionales, han llevado a que esta especie sea catalogada como en peligro de extinción bajo la Norma Oficial Mexicana.
Indicó que trabajan y capacitan en las comunidades de la selva, hacen expediciones, monitorean en campo en la selva en el río Usumacinta donde han logrado diferentes registros. Esta especie es de las más grandes ya que solo con las alas extendidas de punta a punta mide 2 metros y pesa alrededor de los 9 kilogramos.
¿Que es águila arpía?
El águila arpía (Harpia harpyja) es una de las aves rapaces más grandes y poderosas del mundo. Es originaria de las selvas tropicales de América Central y del Sur, y es considerada un símbolo de fuerza y majestuosidad en muchas culturas indígenas. Su nombre proviene de las “arpías” de la mitología griega, criaturas con cuerpo de ave y rostro de mujer, por su apariencia imponente y su comportamiento como depredadora.

Una de sus características más impresionantes es su tamaño: puede medir entre 86 y 107 centímetros de largo, con una envergadura de alas que alcanza los dos metros. Las hembras, como en muchas aves rapaces, son más grandes que los machos y pueden pesar hasta 9 kilogramos. El águila arpía tiene un plumaje gris y negro, con una cresta de plumas en la cabeza que puede erizar cuando está alerta o amenazada, dándole un aspecto aún más imponente.
¿Cuáles son las características del águila arpía?
Su pico es fuerte y curvado, ideal para desgarrar carne, y sus patas son extremadamente robustas, con garras tan grandes como las de un oso, lo que le permite cazar presas de gran tamaño como monos, perezosos y aves grandes. Es una cazadora sigilosa que se desliza entre la densa vegetación del bosque para atrapar a sus presas por sorpresa.
El hábitat natural del águila arpía son las selvas húmedas y densas, donde anida en árboles altos, usualmente a más de 30 metros del suelo. Su reproducción es lenta: pone un solo huevo cada dos o tres años, y ambos padres cuidan intensamente al polluelo durante más de un año.
Actualmente, el águila arpía está catalogada como especie “Casi Amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a la pérdida de hábitat por la deforestación y la caza furtiva. La protección de su entorno natural es clave para su supervivencia. El águila arpía no solo es un depredador vital para el equilibrio ecológico de los bosques, sino también un símbolo de conservación de la biodiversidad en América Latina.
Cortesía de El Heraldo de México.